Las necesidades de las familias y propietarios cambian cada día.
Espacio, localización, ampliación o pérdida de miembros familiares en el hogar… por lo que la eterna pregunta es: ¿Me compro un piso listo para entrar a vivir o para reformar?
Hay varios puntos esenciales a tener en cuenta.
Económico
Por regla general un piso reformado o de nueva construcción nos saldrá más caro que uno a reformar. Además, en muchas ocasiones nos dejamos llevar por la primera impresión que nos da ver el piso y la incapacidad de imaginar cómo quedaría un espacio después de la reforma.
Los beneficios por adquirir una casa de segunda mano son varios, económicamente hablando. Ya que lo más seguro es que esté libre de hipoteca (cuantos más años tenga el inmueble) y además se puede negociar su precio según las condiciones. Cuanta más reforma necesite, mayor será la rebaja en su precio. Esto difícilmente ocurre en las viviendas de obra nueva.
Además, si se realiza una reforma, existen ayudas y subvenciones a las que poder acogerse. Por lo general, tienen que ver con la eficiencia energética y facilitan la sustitución de la caldera, aire acondicionado, los electrodomésticos o las ventanas. Suelen depender de planes de las comunidades autónomas y el Ministerio de Industria.
A la hora de pagar impuestos, la rebaja en una vivienda usada es sustancial. Está gravada por el Impuesto sobre Transmisiones Patrimoniales (ITP), que oscila entre el 6% y el 10% del precio escriturado. A la nueva se le aplica un IVA del 10%.
Pensando a largo plazo, la cuota comunitaria de una vivienda nueva es generalmente mayor a la de un piso de segunda mano, por los servicios que suelen incluir (portero, piscina, jardines, mantenimiento).
Comodidad e imprevistos
A veces la reforma se reducirá a cambio de suelos, baño y cocina y pintar las paredes, etc. Lo que no nos supondrá mucho tiempo de espera antes de poder entrar a habitar la casa.
Otras, en cambio, es necesaria una reforma integral, reorganización del espacio y las estancias. Aquí, además de significar una demora en la mudanza, aparece el riesgo de encontrarnos con imprevistos de mayor o menos envergadura (tuberías e instalación eléctrica obsoleta, fachadas o cubiertas en mal estado…)
Este es uno de los contras más peligrosos de la vivienda a reformar y el que puede salir más caro. Hay que conocer si la finca ha pasado la Inspección Técnica de Edificios (ITE) de forma favorable y si está pendiente alguna obra de calado en fachadas, tejados y elementos comunes interiores.
Al hacer un presupuesto para la reforma se ha de destinar como mínimo el 10% para estos imprevistos.
“Al gusto y en la ubicación deseada”
El punto más favorable de un piso a reformar es que tienes la oportunidad de diseñarlo para que se ajuste exacta y específicamente a tu presupuesto, gustos y necesidades. Número de habitaciones, espacio más abierto o con compartimentos cerrados, iluminación, etc.
Al final se trata de lo que tú necesitas y estás dispuesto a invertir en el inmueble. Si se trata de algo temporal o a largo plazo. Porque desgraciadamente no hay una ciencia exacta o una fórmula que te asegure la mejor opción, al mejor precio y sin sorpresas.
Lo mejor es que hagas lo que hagas, reúnas toda la información que hemos nombrado en los apartados anteriores. No te dejes llevar por la primera impresión, ya que las opciones a veces son infinitas. Y el resultado de una buena reforma puede sorprenderte gratamente. Pero si encuentras la casa de tu vida, en la localización perfecta (que a veces la obra nueva te limita) y a buen precio… ¡adelante!